Supongo
que siempre estuvo este momento en mi futuro. Es claro cuando miro
para atrás y uno los siguientes puntos: cada droga de la que abusé,
cada linea que escribí, cada minuto de meditación, cada relación,
cada música que escuché...
Quiero crear, poner algo allí que no
había antes y que hubiese sido imposible sin mi ayuda.
Quiero
tener críos desde que dejé de ser uno.
Mi
mayor ambición es ser un buen padre, noble como un rey de tierra
media.
Que
cuando me pregunten algo pueda responderles
con sinceridad, que nunca tenga que asustarl@s.
Eso
me llevo a explorarlo y dudar de todo. Ser un incorforme durante mi
adolescencia y enfrentarme a la Ley en persona, y demostrar que se
puede ganarle. No voy con los consensos. Son necesarios, pero no son
determinantes, y cuando alguien dice que son fijos me rio.
Si
analizas a la gente remarcable, veras que no son famosos en especial
por su talento, sino porque son necios. Se calientan con una idea y
van contra viento y marea, contra acusaciones de locura y contra
hogueras.
Las estrellas de rock son un ejemplo: no son
necesariamente talentosos. Viven en una nube de pedo en la que ellos
reinan. Viven su propia realidad y a la fuerza hacen que los demás
la vean y la vivan con ellos. Bowie, los Pistols. Ya no hay de esas
estrellas, el ultimo que recuerdo es Kurt. Bueh, Lady Gaga creo que
también tiene un público que decodifica cada mueca que hace.
Repaso:
quiero ser un hombre con respuestas, y sé que la realidad no es
absoluta.
Ocurre
algo cuando se toma LSD llamado sinestesia, es cuando el cerebro
mezcla los sentidos y por ejemplo sentís el gusto del color azul, o
una palabra mueve el aire. Si hace 7 años descargabas películas
estarás familiarizado con el problema de no contar con los códecs
adecuados para el formato que descargaste. Y de eso se trata la
realidad: tenemos solo cinco códecs para decodificarla y
reproducirla en nuestro cerebro. Nuestra nariz decodifica una parte,
los ojos otra, y así. La realidad es lo que da el rey, la verdad es
lo que da el ver.
Con el LSD recibís más información de la
normal, “se puede ver”, y así sucede que al mirar a otro basta
una mirada para saber lo que piensa, porque en un segundo percibís
la mueca de su boca, la velocidad de sus respiración, y los segundos
anteriores, y la relajación del cuello. El instinto solo es calculo
computacional de gran velocidad. Es tan rápido que uno entiende
antes de saber. La magia, los rituales chamánicos son eso. Son
instinto, saben lo que necesita la persona y como provocárselo. Toda
la parafernalia no es tan parafernálica que digamos, cada poroto de
los collares suma probabilidades de sugestionarte y liberarte de tus
ataduras.
Mi
experiencia fue hace un año, cuando habiendo albergado a unos
guardaparques en casa durante un tiempo, cuando presentaron su tesis
y los aprobaron, me incluyeron en su festejo ritual. Un quinto de
pepa para cada uno.
Les
advierto que venia de unos meses duros, sin hablar, sin confiar, y
sin tocar a nadie, que toda la semana le había contestado mal a la
loca con la que vinieron. Meses olvidándome del punky anarko que
fui, creyendo que tantas cosas ni siquiera habían sido tomadas en
cuenta y nunca venia una buena para este lado. Amigo Jorge me toca el
hombro y se convirtió en chaman: “no pasa nada, man”.
Almorzamos
en el suelo manjares misioneros como legumbres, palta, achicoria,
hongos Lobulia, naranjas y mango. Luego me pasan el zapato de
Alicia y vamos caminando hacia el Salto Küppers.
Apenas
salimos a la avenida consigo el faso que no conseguí en las 4 horas
anteriores, somos felices, pero a mitad de camino no tengo el cartón
en la boca y desespero. Me dicen que ya esta en el torrente. Cinco
cuadras y al ver un auto odio los robots. Estamos a diez cuadras del
salto y si bien la dosis es pequeña para flashear colores de remeras
hippies noto que los colores son más intensos, como una película
grabada en filme.
Entramos
al salto, lo vemos desde la cima, bajamos a la fuente por la pared de
piedras. Ya no hablamos. Fumamos en la segunda olla, más apartada,
más abajo en el arroyo. Yo no me siento cómodo mojándome pero
ellos se bañan. Yo suelo venir casi todos los fines de semana a
bañarme, pero no me siento contrariado. Voy saltando en el agua de
piedra en piedra, hasta que algo cambia en mi. Amigo Jorge me
pregunta como estoy, le digo que pierdo el sentido del tiempo. Los
miro, y temo arruinarles el momento, pero siempre fui honesto.
“Siento que estoy drogado”, les digo. Ya se te va a pasar me
dice. Fumamos. Meditan. Yo trepo por una pared de piedra lateral y me
encanta estar seco, y estirar mi cuerpo. Cruzo por un árbol caído
sobre el arroyo que esta a 4 metros de altura, todo cubierto de
plantas lilas (violaxantina en mayor proporción que cloropastos en
sus tallos y hojas). Me lleva su tiempo hacerlo, me quedo no se
cuanto tiempo mirando el agua debajo. Luego vuelvo a la cima de la
segunda olla. Me trepo a otro árbol que cuelga hasta la mitad del
arroyo, y me hecho. Los chicos continúan meditando y yo los miro.
Los espió. Soy un niño-felino desde que me puse a saltar en las
piedras. No hablo y los miro. Estoy orgulloso de como trabajaron los
dedos de mis pies, como si tuvieran garras. Me llaman a fumar y no
respondo, los miro. Se terminan acercando, y Jorge es un niño-Tapir
que avanza a gusto por el agua. Les pregunto si el abajo esta
derecho, para saltar, y me dicen que no, que el árbol esta a 45°.
Luego ya es de noche. Los chicos se me pierden un poco en la entrada
del Salto, no temo. Los esperaría mil horas aunque no vea mis
ojotas. Estoy a gusto entre las lechuzas. No contemplo tanto los
sonidos como los silencios. Cuando nos reencontramos nos lamentamos
de no haber traído nada para pasar la noche ahí mismo.
El
camino de vuelta cuenta con 1200 metros de pinos implantados,
silenciosos, hasta el primer barrio. Al final de esos 1200 metros
estaban los focos del alumbrado publico, que nos provocaban rechazo.
No queríamos volver a la ciudad. Estábamos mirando las estrellas y
le digo a uno de los chicos que parecen ventanas de una gran nave.
Luego vemos un avión con luces rojas y azules, cruza en silencio y
bien lento por el cielo. Reímos cuando alguien dice “Mira, hasta
en el cielo con diamantes están estos ratis culiados, son tan
ortivas que hasta le cagan la visión a un peposo”. Caminamos un
poco y Jorge me pregunta que me pasa, dudo, pero le contesto que
siento como que no me pegó, o no era lo que esperaba. Fumamos. Cada
metro que nos acercamos a las luces me angustia. Estoy a gusto en el
silencio. Estoy a gusto con las estrellas y la oscuridad. Los veo
alrededor, estamos ahí en la misma volada, caminando con los pies
pesados y me parece simpático que hayan cinco personas en un
pueblito de misiones, en una uña del Matogrosso, buscando el
interior, o la verdad, o la realidad. Veo a cinco personas que lo
intentan. Eso me reconforta, me enamora de la humanidad de nuevo.
Compramos
algo para comer y la gente cree que yo también soy Guardaparques. Me
hace feliz. Estudio Ingeniería Forestal y acá a los Guardaparques
se los ningunea, en todo Misiones lo nazi esta latente y no les
gustan los hippies. Me reconcilio conmigo mismo, y llegando a casa
siento finalmente lo que buscaba. Estaba desde que el ácido entró
en mi sangre, pero durante la tarde estaba preocupado y ansioso por
los efectos. Una vez allí, haciendo fuego en la vereda de mi casa
para calentarnos y comer, veo todo, recibo esa información completa,
de un solo saque y a la vez lento y pesado como el Paraná. Eran
cosas que ya sabía. Que tal vez por eso no sentí que me había
hecho efecto la pepa. El haber meditado, el haber perdido el miedo y
al haber convivido con mucha gente ya me había dado la pauta de las
distintas concepciones de las cosas. Cuando te empepas, para alguien,
ponele, hijo de profesionales, que tuvo las mismas experiencias
estandarizadas que un montón de gente, puede ser shockeante desde
sentirse extrañamente atraído por la forma de los pétalos de una
flor, hasta el hecho de que una chica le toque el pelo. Que la gente
coma con la mano y bailen empelotados, cosas como de indio, como de
hijos de la pachamama.
A mi me sucedió entender que somos otros
animalitos sobre el lomo de un planeta con millones de años. Que no
hay alternativa, que especular con qué camioneta te vas a comprar es
re flojo. Las experiencias de vida son muy limitadas, siempre
cumpliendo frente a los ojos de los demás.
Y
quizás estaba esperando un flash fuertísimo, delirar y gritar y
comerme mil viajes vergonzosos, y no sucedió. Y tal vez eso que
esperaba, el delirio, al faltar, me tranquilizó. No hay frontera que
cruzar, no hay otro mundo al tomar pepa, solo el mismo, pero
completo, inmenso, donde el caos no es tal. Está todo bien ordenado.
Eso es lo que vi, sin códecs limitándome, solo el código binario
puro, el lenguaje universal. (rayos, entiendo Matrix 10 años
despues! Mientras escribo esto!!)
-
Quiero desplazarme. -dije. Y se entendió perfectamente lo que quise
decir, y como lo dije. Los animales no van al rio, se desplazan hasta
la fuente de agua. Comprendieron.
Di
la vuelta a la manzana y vi a los hombres-niños de los que habla
Hermann Hesse.
Luego, Hermann dice que uno se puede Iluminar. En
algún momento quería llegar al nirvana, pero descubrí que luego de
ser un hombre-niño, uno no se convierte en solo un hombre, o en un
Buda. Uno se convierte en un hombre animal. Cuando cumple su función
en la vida de forma correcta, hasta que vuelve a ser tierra del que
saldrá otro. Pero siendo consciente que es parte de un todo mayor,
que esta ordenado y bello en ese orden. No como un ser perdido que
cumple ordenes de otro que no sabe que no es él el que dicta las
reglas. Este ultimo está perdido al creer que es jefe, así más lo
está el primero que cree que los jefes existen. Se es jefe o
empleado no por que las cosas sean así, sino porque uno decide. Uno
crea su realidad (esto esta sonando a libro de autoayuda, o a
managment de equipos, pero es lo que descubrí y lamentablemente las
palabras están más limitadas que los silencios).
He
comido de la basura cuando fui un punky, y a casi un año de la
experiencia de LSD tengo un proyecto empresarial en la INCUTEL que
puede generar una cantidad de dinero que me parece obscena. Basta
decir que a seis meses de que se me ocurrió sigue siendo mejor que
las ideas de Google. Es más, no sé como, pero hasta me copiaron un
logo. Definitivamente tengo olfato (no soy un narcisista, es que
ahora me digo y me felicito yo cuando antes esperaba que lo hiciera
otro).
Voy
a ser dueño y empleado de este proyecto, así que no soy ni dueño
ni empleado. Voy a cumplir con mi función, voy a quitarme otros
miedos y otros prejuicios. Voy a poder darle comodidad a quien sea, y
quizás, si encuentro a una compañera delicada y sencilla, forme una
familia a finales del 2013.
Entre
las cosas graciosas sucedió que me lastime la nariz en un momento de
la noche, y al ir al espejo vi a otro pibe, hermoso, que era yo, y
fui feliz por él, que se reía como ángel.
No podía parar de
volver al baño a verlo. JAJA. Otra cosa que sucedió, a la mañana
siguiente, fue que tuve que hacer un tramite en el centro, y se me
ocurrió procurarme un helado. Yo, venía de un rollo humano e
intentando ser paciente con los hombre-niño y sus vueltas y
complicaciones al pedo, y al entrar a un Grido saco un helado del
freezer y me dicen los chicos de la caja
-
No, no!
-
Que?
-
No puede sacar el helado. -Los miro y no logro comprender
-
A ver... vengo a comprar, y no me van a vender? Como es esto ahora?
-Que gente loca, capitalistas que cuando se les ocurre no te venden y
jodete, pensé, el colmo.
-
Pasa que nos robaron helados
-
…
-
Usted paga y nosotros se lo alcanzamos.
-
Ya lo saque, lo guardo?
-
Por favor...
-
Chicos, ustedes se dan cuenta de lo que estamos haciendo? -Yo estaba
a punto de volverme loco- Vine por un heladito. -La chica se rie, y
el pibe se lleva el helado a la caja.
-
Pasa que nos están filmando. -Dice y apunta una cámara.
-
Que irreal. -por lo menos la chica asintió